De todos es sabido que todo es energía en diferentes grados de densidad, todo está «animado» y todo puede estar sano o contaminado.
La salud depende del estado energético, así nos vemos influenciados tanto por las personas como por los espacios en los que vivimos o frecuentamos, interactuando unos con otros.
Es muy conveniente cuidar nuestro estado energético así como el del lugar en el que vivimos o trabajamos como el de los animales de compañía que tengamos pues tanto unos como los otros se ven afectados por nuestro estado energético de salud.
Las emociones negativas como la ansiedad, el estrés, el miedo, la depresión bajan nuestra vibración energética debilitando nuestra respuesta inmunitaria y esto puede acabar afectando tanto al lugar en el que vivimos como a los seres vivos con los que compartimos ese espacio.
Es momento de mirar más allá de lo físico y material y tomar en cuenta que la energía buena o mala nos afecta, tomar conciencia de que somos pura energía y que para mantener la salud es sin duda necesario no solo la limpieza física sino la energética.
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